Piano Bar en el centro comercial

Entré al centro comercial sin un objetivo fijo, dar una vuelta…quien sabe, era un centro comercial bastante amplio, no muy lejos de la entrada leí el letrero de un piano bar, me dirigí allí como movida por un resorte, la palabra piano siempre eme hacia entrar en los sitios, tal vez nunca fuera simpática con la gente, ni me relacionase demasiado bien, pero con los instrumentos era diferente, entré en el piano bar con un objetivo fijo, estaba medio vació, en el centro había una tarima con un piano, me acerqué a la persona que estaba en la barra y le convencí de que me dejase tocar con unas cuantas sonrisas, personalmente creo que me dejó pensando que me hacía ilusión tocar un piano por primera vez en mi vida.

Me acerqué al piano casi con timidez, como quien iba a tener una conversación con el amor de su vida o algo parecido y acaricia una de las teclas, como pidiendo permiso, el local quedó en silencio cuando me senté en la silla y dejé que una historia fluyese atreves de mi, canalizándose en el piano.

Entré al centro comercial sin un objetivo fijo, dar una vuelta…quien sabe, era un centro comercial bastante amplio, no muy lejos de la entrada leí el letrero de un piano bar, me dirigí allí como movida por un resorte, la palabra piano siempre eme hacia entrar en los sitios, tal vez nunca fuera simpática con la gente, ni me relacionase demasiado bien, pero con los instrumentos era diferente, entré en el piano bar con un objetivo fijo, estaba medio vació, en el centro había una tarima con un piano, me acerqué a la persona que estaba en la barra y le convencí de que me dejase tocar con unas cuantas sonrisas, personalmente creo que me dejó pensando que me hacía ilusión tocar un piano por primera vez en mi vida. Me acerqué al piano casi con timidez, como quien iba a tener una conversación con el amor de su vida o algo parecido y acaricia una de las teclas, como pidiendo permiso, el local quedó en silencio cuando me senté en la silla y dejé que una historia fluyese atreves de mi, canalizándose en el piano.

Paseaba por el centro comercial, a todos nos hace falta salir de vez en cuando a comprar algo ¿no? La verdad es que la ropa ya no era de mi gusto por ello que me fui derecho a las tiendas para caballeros a comprarme algo formal que vestir, pero también quería que se viera casual, en fin mis gustos eran poco excéntricos y en este estado las cosas no habían cambiado.

Estaba dispuesto a vestirme algo con colores como el rojo y el negro pero una hermosa melodía proveniente de un bar me llamo la atención y cambié mi rumbo hacia ese lugar. Al entrar por la puerta vi a lo lejos a una chica de belleza inusual que era la que tocaba la pieza de música, me quede inerte al verla y escuchar su arte, los sentimientos que esta me transmitía eran alegres y se encontraban una y otra vez en mi cabeza.

Me senté en uno de los bancos cerca de la barra, escuché cada nota de la melodía y admire lo que es la música, estaba como loco sonriendo para mi mismo al escucharla.

Estaba indignado ante brutal belleza, no solo me refería a la música si no que ella también tenía de cierto modo una hermosura sin igual, al admirar la sonrisa de la chica me quede petrificado ante tal acto. No había palabras para describir lo que mis sentidos estaban experimentado, por un aparte estaba esa sensación que me dejo la pieza de música y por otro el descontento de lo que ella representaba.



Me quede sumergido en mis pensamientos un par de veces con la mirada fija en esa chica quien se sentó en una de las sillas, pero algo no estaba bien, me puse de pie y fui directo a ella como si mis pies pensaran por si mismos.



- hola… Soy Steve. – Le dije saludándola sin saber el por que, me presente de lo mas formal que pude pero, estaba conciente de que esta mujer no era igual a un humano que hubiese conocido. – que hermoso tocas el piano. – Baje la mirada al decir el cumplido.

Observé sus reacciones, las mejillas tomaron un rosa encantador y simplemente le sonreí. Sopesé la idea de sentarme junto a ella pero y si no le agradaba, tampoco quería que se convirtiera en un mal momento después de todo yo solo iba por un par de ropajes para vestir mi desnudez.

- Encantado Niala, ¿podrías decirme como se llama la pieza que tocaste? – Me nació de un momento preguntar por el nombre de la melodía, si bien quería un tema de conversación ese podría ser un buen inicio pero algo, estaba carcomiendo mis entrañas, y es que estaba conciente de que no era para nada normal y por mucho que le diera vueltas al asunto terminaba por iniciar mi viaje de sospechas una vez mas.

Esa pequeña paz que me rodeaba desapareció al ver que ella analizaba mis pasos, a decir verdad mis movimientos, era una chica extraña pero por el infierno que era yo en esa situación. Rodee los ojos, su mirada era penetrante y me inquietaba un poco, tal vez me hubiese gustado arrancarle la cabeza por mirarme así pero en esta ocasión estaba como en estado de trance.

- ¿Qué tanto me vez? – Pregunté clavando la mirada en sus ojos, la voz fue gutural y entrecerré los ojos para darle un toque mas fiero.