Se podría llamar Diario...

No es que me entusiasme escribir aquí, pero no tengo nadie más a quien contarle las cosas que me pasan, asique tú serás el único confidente.
No llevo aquí más de dos días y ya me he ganado una enemiga... vale... no es que sea muy mala la chica, me cae bien... en realidad no entiendo esta enemistad nuestra... serán cosas que pasan.
Este sitio es muy diferente a Italia... la gente es mucho más extraña y sinceramente no es que me guste eso. Odio añorar las cosas que tenía allí, puesto que fui yo la que decidí marcharme... Maldita la hora... pero no puedo volver... sería mi fin.
¿Sabes lo que es vivir con el miedo de que él te encuentre y te mate? No, no lo sabes... pues es cierto, tengo miedo, a pesar de que él no es nada... Cambio de cuidad para que no me lleguen más cartas de él, pero sinceramente, nada vale la pena, puesto que siempre acaba encontrandome... estoy cansada de eso.
Viene alguien... luego te seguiré contando...

Nosé quien era... esto de vivir en una casa de acogida no me gusta, todo esta... asqueroso. Nosé como reunir el dinero para comprarme la casa, y tampoco se que hacer para no vivir en este lugar, asique por un tiempo tendré que estar rodeada de toda esta gente, a la cual ni conozco ni quiero conocer.
¿De qué hablaba? Ah, cierto, de mi padre... ese estúpido... no parará hasta encontrarme, lo se, pero no puedo hacer nada por pararle, nada más que huir. Su magia es mucho más poderosa que la mia, y sinceramente odio el echo de que con un simple chasquido pueda hacerme pedacitos.
Vale... estos días han sido extraños... he perdido dos veces el colgante, y presiento que es alguien el que está haciendo que lo pierda, porque de otra forma no veo posible que se me caiga tanto ahora, y nunca antes me haya pasado. Sin ese colgante, me acabaré convirtiendo en polvo y biruta, y no puedo permitirme el echo de estar sin él. Como mucho duraría dos horas. Por suerte noto que no lo tengo cuando mi cuerpo se debilita, algo raro... siento miedo, frío, pánico... y cuando me quiero dar cuenta, él no está. Esa sensación es horripilante, se me ponen los pelos como escarpias solo de pensarlo.
Por otro lado... Adrien parece perseguirme... es más, pensaría que es eso si no supiese lo mucho que me odia. De todas formas él también piensa que yo le persigo, asique... quedaré como una jodida acosadora que no quiere dejar de verle, aunque lo último sea cierto.
Creo que va siendo hora de que enfrente mis miedos, si, a mi padre, al amor que siento por Adrien, y... bueno, no tengo más miedos que eso, pero es suficiente.
Me voy a dormir, no puedo conmigo misma, creo que el perder el colgante tantas veces ha echo mella en mi.